Sobre Marialbina

MARIALBINA

Soy una artista a la que le gusta sumar arte a tu ropa. Quiero que te sientas seguro con lo que llevás puesto y que lo ames. Cuando uses uno de mis pañuelos únicos, quiero que sientas la alegría de verte con estilo. Pensá en cada pañuelo como si una de mis pinturas se hubiera convertido en seda suave, llena de emociones y creatividad. Estos pañuelos son más que un accesorio: son belleza y calidad en cada detalle.
De María Albina a Marialbina

“Marialbina” viene de “María Albina”. Es más que una marca: soy yo. El nombre es poco común en mi país, y me enorgullece que haya sido el de mi bisabuela. Su nombre fue importante para mí cuando era chica, y todavía lo es. <br><br><br>Así que elegí “Marialbina” como nombre para mi marca. Conserva mi nombre, pero con un giro especial. Es único y moderno, como mis pañuelos atemporales. <br><br><br>“Marialbina” es mi arte y mi amor. Cada pañuelo contiene parte de mi identidad. Espero que tengan un gran significado para quienes las llevan. Es más que un nombre: honra mis raíces, el amor y la belleza del arte que nos conecta.
No soy una diseñadora de moda.

No soy diseñadora de moda ni gráfica; estudié diseño de interiores. Pero mi fascinación por las telas comenzó mucho antes. Todo lo relacionado con los textiles —su textura, sus estampas— me cautiva desde que era chica. Un bello recuerdo de mi infancia es ver a mi mamá coser para mi un vestido de verano con tela de sábana de algodón. Llevaba los diseños de muñecas Cabeza de Cebolla de Betsey Clark, sobre todo en la pechera. Me encantó. Este momento mágico encendió mi curiosidad por la creatividad.<br><br>Aunque nunca aprendí a coser, mi pasión por las telas perduró. No soy una experta en moda, sino una artista con una familia marcada por el diseño. Mi amor por el arte, el diseño y los textiles dio vida a una marca única de bufandas de seda que reflejan mi alma.<br><br>La creatividad no tiene límites en mi mundo. Marialbina Scarves ofrece otra voz artística. Mi formación en diseño de interiores y la herencia creativa de mi familia se entrelazan en un tapiz único. Como artista, soy el motor detrás de Marialbina: una extensión de mi alma y un homenaje a las maravillas textiles que me fascinan desde aquel primer vestido de verano hecho a mano por mi mamá.
Cómo empezó todo

Una tarde agradable, después de disfrutar un delicioso almuerzo en un hotel en Lima, Perú, mi hermana y yo fuimos a la tienda del hotel a curiosear un rato. Al cabo de unos minutos, ella eligió un pañuelo de seda que, sinceramente, no era muy bonito. <br><br>Le dije: “Es horrible”. (Adoro su estilo, así que su elección me sorprendió).<br>Ella sonrió, dobló el pañuelo y lo envolvió con arte alrededor de su cuello.<br>Quedaba espectacular. <br><br>Entonces me dijo: “Todo está en el color.”<br><br>En ese momento, supe que había encontrado un nuevo sueño y un nuevo propósito.<br>Le dije: “Quiero hacer pañuelos de seda a partir de mis pinturas.”<br><br>Y ella me dijo: “¡Hacelo!”<br><br>Poco después, empecé.
Homenaje a mi padre.

Mi padre, un arquitecto de la era de Le Corbusier, cultivó en mí el amor por el arte.<br>Juntos recorríamos galerías, y sus observaciones hacían que mi mirada se volviera más profunda.<br>Solía coleccionar obras de amigos que, con el tiempo, alcanzaron reconocimiento internacional. <br><br>La historia romántica que compartió sobre obsequiarle a mi madre una bufanda de seda comprada en París para conquistarla dejó una impresión profunda en mi corazón.<br><br>Cuando dejé de pintar arte abstracto, mi padre me animó a retomarlo. Admiraba mis obras abstractas. Pinté La Ciudad del Arquitecto para él, reflejando el desarrollo urbano y el perfil de la ciudad. La valoraba como una de sus piezas más preciadas.<br>Esa pintura fue la chispa que dio origen a la colección Architex de pañuelos de seda. <br><br>A los clientes les encantaron y se agotaron rápidamente.<br><br>Su recuerdo se entrelaza en mi trabajo, haciéndolo memorable tanto para mí como para quienes lo llevan.

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